A pesar de los avances y el reconocimiento creciente del potencial emprendedor en España, el país enfrenta aún desafíos significativos para alcanzar y superar la media de actividad emprendedora de la Unión Europea.
Según datos recientes, a los que podemos acceder en el informe Emprendimiento digital y startup-Edición 2023 del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, la tasa de nacimiento de empresas en España no solo se sitúa por debajo del promedio europeo, sino que también muestra una brecha respecto a países vecinos con economías comparables. Este hecho subraya la importancia de profundizar en las políticas de apoyo al emprendimiento y la innovación como motores de crecimiento y desarrollo económico.
Al abordar la innovación, un pilar fundamental para el crecimiento y la competitividad, España presenta un panorama mixto. Aunque el país cuenta con fortalezas como un alto nivel de competencias digitales entre su población y una notable penetración de tecnologías de la información y comunicación, los indicadores de inversión en I+D revelan una asignatura pendiente.
El gasto empresarial en I+D, que se sitúa en el 0,8% del PIB, contrasta con el promedio de la Unión Europea del 1,5%, según el Marcador Europeo de la Innovación. Esta disparidad pone de manifiesto la necesidad de potenciar las políticas de estímulo a la inversión en I+D+i, con el fin de cerrar la brecha con los líderes europeos en innovación.
El sector de las startups en España, si bien se enfrenta a desafíos, también destaca por su dinamismo y capacidad de atracción. La aprobación de la Ley de Startups ha sido un paso importante hacia la clarificación y el reconocimiento del sector, permitiendo una mejor comprensión de su tamaño y su contribución a la economía.
Según el informe “Las empresas startup en España” de Informa D&B (2022), el país alberga más de 23.000 startups, las cuales demuestran una resiliencia y un potencial de crecimiento superiores al promedio de nuevas empresas. Este tejido empresarial emergente no solo aporta innovación y empleo, sino que también atrae una creciente inversión, tanto nacional como internacional, crucial para su desarrollo y escalabilidad.
Uno de los retos más importantes para el ecosistema emprendedor español es la concentración de actividad en ciertas áreas geográficas, principalmente Madrid y Barcelona. Esta concentración, aunque refleja un ecosistema vibrante en dichas ciudades, subraya la necesidad de extender las oportunidades emprendedoras a otras regiones, incluidas las zonas rurales y las ciudades de menor tamaño. La descentralización del emprendimiento podría no solo fomentar un desarrollo económico más equilibrado, sino también aprovechar talentos y oportunidades en todo el territorio nacional.
El análisis del perfil demográfico de los emprendedores en España revela brechas significativas, especialmente en términos de género y edad. Aunque las mujeres han incrementado su participación en el emprendimiento, aún existen barreras que limitan su acceso a recursos y oportunidades en sectores de alto valor añadido y tecnología.
Asimismo, es esencial fomentar el emprendimiento entre los jóvenes y los seniors, aprovechando la diversidad de experiencias y perspectivas que pueden aportar al ecosistema innovador.
La financiación sigue siendo un elemento crucial para el desarrollo de las startups. España ha experimentado un crecimiento exponencial en la inversión de capital riesgo, destacando por atraer no solo a inversores nacionales sino también internacionales. Este interés creciente es un testimonio de la confianza en el potencial de las startups españolas, aunque también resalta la necesidad de seguir mejorando las condiciones y el acceso a financiación, especialmente en las fases tempranas del desarrollo empresarial.
El emprendimiento y la innovación en España se encuentran en un punto de inflexión, con un camino claro hacia el crecimiento y la consolidación en el panorama europeo e internacional. Para alcanzar este potencial, es imprescindible abordar los desafíos pendientes: aumentar la inversión en I+D, fomentar la descentralización y la diversificación del emprendimiento, mejorar la inclusión y la equidad, y facilitar el acceso a financiación.
Con estas bases, España no solo avanzará hacia una economía más dinámica y competitiva, sino que también contribuirá de manera significativa al desarrollo sostenible y la innovación global.
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